El cuaderno de Morrison.

El cuaderno de Morrison.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Sonreír.

El tiempo nos hace fuertes, de los errores aprendemos y de ellos nos levantamos con fuerza después de cada caída, con la mentalidad de no dejarnos caer otra vez, de ser fuertes y luchar, de no volver a derramar una lágrima más por nadie, de ser capaz de aguantar, de seguir adelante y sonreir, a todo, ¿Porqué llorar con lo bonito que es sonreir? Y esa es la clave de la vida, la llave para abrir puertas, para destruir a capullas que intentar deshonrrarte, sonreir, la cualidad más bonita que tenemos los humanos, no importa como sea la sonrisa, grande, pequeña, calida, fría, la sonrisa es sinónimo de fuerza, es signo de valentía.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Vieja guitarra de cinco cuerdas.

No sé que me deparará el futuro.
No sé que vida escogeré, pero algo en
mente si tengo, no quiero ser la vieja amargada
que llora por la perdida de algo, de alguien, por
la perdida de los recuerdos que el tiempo se lleva,
no, no quiero ser esa clase de señora.
No pienso dejar nada aquí, venderé todas mis propiedades,
me compraré una pequeña y vieja caravana de segunda mano y
me iré a recorrer mundo.
No quiero recorrer mundo como una diva, solo llevaré mi vieja
raqueta de madera que tantos momentos me hizo recordar, llevaré
también mi antigua y heredada guitarra acústica a la que una cuerda
le falta, compondré música que nadie en el mundo allá echo, será
especial, ¿Qué músico compone con una guitarra de cinco cuerdas? y,
mientras toco mi vieja guitarra llena de pegatinas descoloridas por el
tiempo, pensaré en todo lo que un día tuve; amistad y amor, que fue más
que suficiente para hacerme feliz cada día.
Puede que, cuando haga esta completa locura ya nada me quede, o simple-
mente haya dejado todo lo que con tanto esfuerzo conseguí en un arrebato
de locura, rebelándome contra el dolor.
Pararé en Tailandia, bajaré las oxidadas escaleras de metal, pondré mis pies
en el frío picón de ese país que tan lejos queda de mi casa,
 sacaré las sillas blancas de plástico ahora ya grises por la basura,
cogeré mi vieja raqueta de tenis y la podré en frente mía,
pondré mis arrugadas y pecosas manos encima de la áspera madera
de la guitarra de cinco cuerdas y tocaré en ella, a compás con las cuerdas,
mis dedos y las cuerdas, cinco cuerdas, cinco dedos, y veloz, mis dedos
se deslizaran por las gruesas y duras cuerdas de guitarra que tantos momentos
vieron pasar, que disfrutó conmigo cumpleaños, bodas, cenas, que tantas sonrisas
admiró, que tantos bellos rostros de amigos admiró, y que, ahora, bajo el frío
sereno de Tailandia se pregunta lo mismo que yo.

  Te siento aquí aunque estés tan lejos amiga,
¿A donde hemos ido a parar?
¿Donde quedaron mis ilusiones de ser alguien decente?
Ni lo sé ni me importa, tú allí, yo aquí, 
¿Soy feliz sabes? Aunque tú ya no estés aquí,
soy feliz,
te recuerdo cada día con una sonrisa en los labios,
como tu me pediste que hiciera, pero no puedo cumplir
tu otro deseo, el de nunca más verme llorar, y menos por
ti, porque, cada momento, cada sensación, es una lágrima
que resbala, pero, ¿Sabes que amiga?
Mejor llorar de felicidad, que llorar de sufrimiento,
Oh pequeña hermana, me haces tanta falta en estos momentos,
¿Sabes que hago ahora?
Si, seguro que lo sabes
empeño mi vieja guitarra, esa que tú decías que ni guitarra era,
solo por el echo de faltarle una cuerda, pues si, la tengo ahora,
aquí conmigo, debajo de mis brazos, golpeo lentamente sus cuerdas
mientras canto esto, te canto esto a ti, 
porque a ti te gustaba escucharme cantar, siempre me lo dijiste,
Oh gran compañera, vivimos tanto, que ahora se me hace
difícil hacerme a la idea de que nunca volverás, de que,
en un tiempo no podré volver a verte,
aguárdame un sitio allí arriba junto a ti, quiero quedarme allí
contigo, en ese sitio feliz, en ese sitio que empieza cuando la 
vida en la tierra termina, quiero cantar contigo, pero
nunca más cantar de tristeza, seguir cantando con mi vieja
guitarra de cinco cuerda, que, aunque siempre la criticaras,
yo sabía que a ti te fascinaba.


lunes, 13 de diciembre de 2010

Momentos.

No sé si cuando tenga sesenta y pico largos, voy a seguir recordando todos esos momentos que un día mis amigos me dejaron compartir con ellos, quizás una amnesia o un puto alzhéimer no me deje mirar más allá de mis pensamientos, quizás no recuerde nunca más a nadie, ni a mi propia familia, ni a mis amigos. Puede ser que, Dios se porte de buenas conmigo y me deje recordar un poco ese tiempo de joven, esos momentos a los que me agarré con fuerza, los que un día dije que no iba a olvidar. No está en mi el olvidar o el recordar, son cosas que pasan, cosas que la vida te arrebata o te las deja grabadas para siempre con fuego en tu cerebro, con fuego ardiente, recuerdos que, aunque pase un tsunami, con un vendaval y temporal, seguirán ahí, porque son especiales, son recuerdos grabados en la piel, en tu cuerpo, momentos en los que no tuviste que fingir, no querer ser alguien que no eres, solo ser tú, dedicarte a ser tú mismo y a sonreír, porque, la mistad deja eso, sonrisas, si, puede que alguna que otra lágrima – por lo que yo he experimentado de la amistad- pero siempre una amistad te dejará sonrisas, muchas, muchas sonrisas. Con ellos fui lo que con mi familia nunca pude ser, Jeanette, fui Jeanette completamente, nunca tuve que ocultarme por vergüenza, quizás por temor al rechazo o por simple respeto, siempre fui yo, y eso es importante valorarlo, porque te aceptaron, tal y como eres, tal y como fuiste.
Si lo pensamos bien, ya con nadie en el mundo podemos ser como nosotros somos, frikis, skater, coyos, tenistas, futbolistas, rockeros, heavis, pijos, estudiosos, pero queda un lugar en el mundo, un pequeño rincón en el mundo en el que siempre, pero siempre podrás ser tú mismo, ese rincón en el que este la amistad, ese rincón en el que esas personas especiales que, creyeron en ti siempre estén, ese es el verdadero lugar de la felicidad, ese, en el que tu sonrisa brille como nunca lo hizo, ese en el qué, seas tú mismo, ese, ese rincón de la felicidad en el que, llorarás, reirás, gritarás, pero siempre, estarán los momentos, momentos de amistad.


sábado, 11 de diciembre de 2010

¿Era realmente amistad?

Yo no sé que ocurre ahora en tu vida,
no sé que pasó con lo que un día nos 
atrevimos a llamar amistad, no me acuerdo
del día en que nuestros mundos dejaron de 
encontrarse, no me acuerdo el día en que me
alejé de ti o el día en el que tú te alejaste de mí.
Como dice Shakespeare, "Solo sé que no sé nada".
No sé nada de ti, desapareciste para mí, fue como 
si la tierra te hubiese arrastrado hasta el fondo de si misma.
Me acuerdo de todos esas tardes, de todas esas veces que 
cogiste mi mano y prometiste no soltarme nunca, de todos
esos sueños que abrazamos con fuerza...
parecen haberse esfumado.
¿Era realmente amistad?
Lo era.
Lo era.





martes, 7 de diciembre de 2010

Ser mejores personas.


¡EH!
-¿Qué nos está pasando? ¿Qué estamos haciendo con nuestras vidas? 
El día en que una persona piense eso, tiraré voladores por todo el mundo.
El mundo, nuestro mundo, se cae a pedazos poco a poco, pero nadie parece 
verlo, o es que nadie quiere darse cuenta de la realidad, " no hay peor ciego 
que el que no quiere mirar" dicen.
No basta con desearlo, no basta con poner carteles cutres sobre la contaminación
y la madre santa sabe, no basta con gastarse una barbaridad de dinero en placas 
solares, no basta con usar bolsas de tela en el Supermercado, bastará el día en que
nos plantemos y le echemos cara a la situación, el día en que, dejemos de hacer lo que
hacemos, dejemos de consumir como locos, dejemos de gastar por gastar, ese día será el
que aprendamos a ser mejores personas y ese día, sabremos que estamos haciendo con
nuestras vidas.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Las personas no somos como paresemos ser.

Ella cré que él la quiere,
 que podrán ser algo más que amigos, 
pero sí ella supiera que sólo la tienen por interes todo cambiaría.
 Para él ella es su esclava, se aprobecha de ella, y ella sin darce cuenta.
 Sus ojos están vendados, no vé la realidad, sólo vé una oscuridad, 
qué cré que eso esta bien, y es signo de soledad. 
Sus amigas la han dejado de lado, ya no quedan, ni la llaman, y todo por ese niñato.
Ya ha pasado un año.
 Ya ve cosas raras , vé como él a cambiado,
 ya no la llama, ya no le abla, ya ni la mira.
Arrepentida está, por que por él, perdío a sus mejores amigas y
 todo por alguien que no le convenía.


Relato de mi compañero de pensamientos  Adri de León de la Cruz.